viernes, 9 de marzo de 2012

¿No?

Y qué queréis que os diga, si lo que me pasa es que no sé decir que no. Ahí os tengo a los dos, sentaditos con las piernas juntas mirándome con cara de corderos. Así una no puede elegir. Tú eres tostado y fibroso. Y tú un macarra que sabe hacerme reír. Tú me das caricias y tú mordiscos. Tú te ibas y tú venías. Jolín qué lio. Y luego soy yo la que juega sucio. Esto es imposible. No me puedo decidir. No me obliguéis. Os lo ruego. Sois perfectos. Un día tú me agarras por el cuello para follarme sobre la barandilla del balcón y al otro estás tú que me untas en aceites de coco para darme un suave masaje en la cama antes de metérmela pidiendo permiso. Si es que sois muy monos. Así no vale. Vosotros no os quedáis solo con salado o con dulce. Un día coméis quicos y al otro bombones. O ¿no? Pero, ¿por qué os movéis? No despeguéis las piernas del sofá. No os acerquéis a mí. Tú me coges del cuello. Aprietas. Tú me quitas los zapatos. Me chupas los dedos de los pies. Cosquillas. Me falta la respiración para reír. No me quitéis la ropa. Bueno, sí. No me queda aceite de coco. Hace frío para salir al balcón. ¿Qué queréis que os diga? Si no sé decir que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario